Desde que, a los quince años, presencié un desfile de alta costura en la escalinata de la Plaza de España en Roma, supe que la moda no era solo un interés pasajero, sino una vocación. Aquel espectáculo de belleza, elegancia y técnica despertó en mí una pasión que marcaría mi camino. Desde entonces, he construido un universo creativo que une lo emocional con lo estético, lo artístico con lo técnico, y la inspiración italiana con el alma de la costura hecha en España.

Me formé en diseño de moda con la convicción de aportar una visión personal: una que respeta los procesos, valora los materiales nobles y honra la tradición de la buena costura. Viajé a Italia para sumergirme en su historia, su arte y su forma única de entender la belleza. Cada ciudad, cada museo y cada tejido han influido en mi manera de diseñar. La moda, para mí, no es solo vestimenta: es cultura, emoción y mensaje.

Rubén Troya es el resultado de esa búsqueda: una marca que apuesta por el diseño honesto, artesanal y consciente. Cada colección nace de un proceso introspectivo y creativo donde los tejidos naturales, reciclados y de origen responsable son el punto de partida para construir piezas que perduren. Prendas con intención, capaces de emocionar, de contar una historia y de acompañar a quien las viste en diferentes momentos de su vida.

Diseño para una mujer contemporánea que no se conforma con vestir tendencias: busca identidad. Una mujer que valora la moda hecha en España, la buena costura y la elegancia que no grita, pero permanece. Crea su armario como si construyera una colección de arte personal: con prendas joya, atemporales, confeccionadas con intención, detalle y respeto por su cuerpo real. Prendas que la acompañan en todas las etapas de su vida, porque están pensadas para durar, emocionar y favorecer. Aquí, cada diseño tiene alma. Cada costura es una elección. Porque ella no viste para encajar: viste para expresar quién es. Y yo estoy aquí para vestir su esencia, desde la verdad del diseño y la belleza de lo auténtico.

Creo firmemente que vestir bien va más allá de seguir una estética: es un acto de respeto hacia uno mismo. Por eso, cada prenda que diseño está pensada para potenciar la autenticidad, realzar la belleza natural y empoderar desde la comodidad, el detalle y la coherencia. No busco crear armarios saturados, sino colecciones que se construyen con sentido, con piezas versátiles y con alma.

Mi compromiso es diseñar desde el corazón, con sensibilidad artística y una mirada ética. Porque vestir es una forma de comunicar quiénes somos, y yo estoy aquí para ayudarte a hacerlo desde la elegancia silenciosa y la autenticidad consciente.